jueves, 31 de julio de 2008

Una estrella presa


Hace unos días acudía atónita a la salida de prisión de un hombre que lleva trece años preso por una violación que ahora se presume no cometió. Lo cierto es que la historia alarma, pero las horas de espera tirada en la puerta del centro penitenciario me hicieron reflexionar. Es cierto que las pruebas de ADN indican que el semen encontrado en las ropas de la víctima no pertenece al condenado, pero tampoco está claro que él no participara en la violación. Es cierto que las agresiones sexuales en el Puerto de Santamaría, de donde es natural, continuaron tras su detención, pero eso no quiere decir que él no hiciera nada. De hecho el juez no ha revocado la sentencia condenatoria. El caso está ahora en manos del Tribunal Supremo, que será quien decida si es o no culpable y en caso negativo la indemnización, millonaria, que se le entregará a este señor por estar trece años preso sin culpa ni pena.
No sé si Rafael Ricardi violó o no a una joven hace ya 14 años. Lo que sé es que el poder que tenemos los medios para hacer a alguien culpable o inocente es inimaginable. Rafael Ricardi salía el otro día de Topas en libertad condicional, no en libertad. De hecho sale como el resto de presos que cumplen una tercera parte de la condena y que no generan ningún problema. Allí, casi medio centenar de periodistas esperábamos la salida del gaditano haciendo creer al respetable que Ricardi salía porque es inocente. Estoy a favor del in dubio pro reo, pero no de lapidar a la Justicia por sistema. Me parece que contar con un sistema garantista es la clave, pero ello conlleva algunas polémicas como las que se están viviendo últimamente. Los errores judiciales no son admisibles bajo ningún concepto, deberían ser tratados como los errores médicos: fallo y expulsión. Pero también hay que entender que las pruebas en aquel momento señalaron a este hombre y en 1995 no se contaban con los medios técnicos judiciales.
Otra de las cosas que no me entra en la cabeza en este caso es que si Ricardi es de verdad inocente haya estado trece años privado de libertad sin decir ni pío. En estos trece años el recluso no ha dicho en ninguna ocasión que es inocente, no ha pedido hablar con un abogado, no ha solicitado el tercer grado cuando podía disfrutar de él desde hacía más de siete meses, no ha recibido la visita de ningún familiar, ni siquiera ha pedido las tarjetas que les dan para efectuar llamadas desde la cárcel. ¿Cómo se entiende todo este cúmulo de circunstancias?
No digo que sea culpable o inocente, digo que los medios deberíamos ser más cautos a la hora de emitir juicios paralelos y públicos porque a ver quien es el juez que ahora dicta una resolución en contra del poblre Ricardi, que dice que está esperando a que le den una paga para vivir. ¿Sería que en la prisión se econtraba agusto con un techo, la calefacción, la piscina, el gimnasio, la comida a sus horas...? Hay muchos así, que desean que les metan en chirona para tener una vida cómoda y placentera. Mucho mejor así que tirado en la calle puesto hasta las orejas. Ricardi se ha convertido ahora en una estrella presa, o libre.

3 comentarios:

José Ángel Sanz dijo...

Tienes toda la razón cuando hablas del poder que tenemos los medios, pero creo que es un poder con las alas cortas, opinativo pero no tan trascendente. Al final será el juez el que decida, con las pruebas en la mano, y ese tipo no creo que se deje influir por la prensa. O eso espero.

Un abrazo

Aurora Lozano dijo...

No te creas. Ahí tienes el caso Farruquito. La ley es la ley, cierto, y se dajan influenciar poco por la opinión pública, pero en casos tan trascendentes y trascendidos hay veces que no pueden ir demasiado en contra. NO olvides que cada juez interpreta el Código Penal, ayudado por la jurisprudencia. Veremos a ver qué pasa.
Besos

Anónimo dijo...

El "linchamiento mediático" al que fue sometido Dolores Vázquez Mosquera.......