lunes, 13 de octubre de 2008

Los micrófonos


Decía Tatagolosa en la canción del verano un, dos, los micrófonos, olé, los micrófonos, prova, prova, los micrófonos...Ya podía haber aprendido Rajoy lo de prova, prova...porque él no probó que los micrófonos estaban apagados e hizo un comentario más que desafortunado sobre el defile del Día de la Hispanidad en la Castellana madrileña. No le quito razón al líder de la oposición (por primera vez, creo), el desfile de las Fuerzas Armadas es algo rancio que recuerda a otros tiempos en los que todo era más gris.No lo podía haber dicho mejor: un coñazo! Lo que critico de este infortunio es que sea él el que se erige nacional y patriota y el tilda a los socialistas de antiespañoles. ¿Qué hubiera pasado si esa frase hubiera salido de la boca de Zapatero o alguno de los suyos? No me quiero imaginar la que se hubiera liado: España se rompe, los dirigentes del país no quieren la bandera, no respetan a las Fuerzas Armadas...en fin, un ir y venir de descaificaciones que hubieran eclipsado el Día de la Hispanidad.
El pobre no sábía ni dónde meterse al llegar a los asientos de Castellana. Su mujer no sabía si darle un pescozón o meterse bajo la silla porque sentía como los objetivos de las cámaras no les dejaban ni a sol ni a sombra, a pesar de lo que jarreaba en la capital, de que Letizia está recién operada, de que era el primer desfile de la Chacón....
Me alegro de que desde el PSOE no se haya hecho leña del árbol caído. Uno se califica a él mismo sin necesidad de que nadie diga nada. La ministra Carme Chacón le disculpó, incluso, diciendo que seguro que no siente eso (para ella debe ser también un coñazo). Menos mal, porque si ahora se enzarzan otra vez en discusiones sobre el sentimiento nacional y el respeto a la bandera me da algo, con la que está cayendo, con la crisis, con todo lo que hay que solventar no estamos para que encima se abra un cruce de declaraciones cansinas. Como dice mi madre, no se puede escupir haci a arriba porque la mierda siempre cae!
Los micrófonos siempre son indiscretos, es lo más divertido de esta profesión. Tanto lo de un lado como los de otro han caído en las perversas manos de los micros. Lo malo de todo esto es que esos comentarios fuera de cámara, esos que realmente dicen la verdad, quedan en el olvido como quedó en su día el mítico Movimiento de LIberación Vasco. "Manda huevos", como diría Trillo.
Si Rajoy sigue al pie de la letra a Tatagolosa...ahora Los Tambores...le falta la falda y la trompeta

miércoles, 8 de octubre de 2008

El efecto mariposa


Desde que tengo uso de razón he pensado que había nacido en un país libre, que se autorregulaba y autogobernaba, pero desde hace unos años mi pensamiento ha cambiado. En mi pasaporte consta que soy ciudadana española, pero cada vez me siento más norteamericana. Los estornudos de EEUU me afectan tanto que ya no sé si vivo en un país capaz o en un estado dependiente, una estrellita más de la bandera tan proclamada. Anoche veía la televisión a las 3 de la mañana, comentarios aparte, y TVE y A3 dedicaban un especial a las elecciones de EEUU. Obama y McCain se enfrentaban y los analistas estudiaban cada una de sus respuestas en relación a su efecto en España. Por un momento me sentí exclava. Ya no de Bush, sino de una cultura que no es la mía.
Está claro que el rumbo del mundo está en manos de EEUU, pero ¿no hay otros timones? Es curioso como la bolsa de Madrid da sus pasos por la mañana y a las 16.30 horas todo gira cuando Wall Street abre su puertas. No entiendo mucho de economía. Por suerte o por desgracia no tengo hipoteca, pero si la tuviera me fastidiaría bastante depender de un país para el que no tengo palabras.
No entiendo que la Unión Europea decida no intervenir en la economía y cuando EEUU lo hace todo cambie. Vamos a la zaga y a mí eso nunca me ha gustado. Cada país es un mundo y como tal debería funcionar. Sé que todos debemos estar interrelacionados y hacer movimientos conjuntos, aunque no entiendo un despliegue similar.
No sé si el próximo cuatro de noviembre tendré que ir a votar a New York...mi apoyo irá a Obama y me siento maniatada porque su decisión me va a afectar y yo no puedo hacer nada. Mientras seguiré viendo cómo las cadenas de televisión nacionales dedican espacios a las elecciones estadounidenses mientras ellos no saben ni dónde está España.
Creo que me estoy acatarrando por sus estornudos. Para colmo ya los tengo hasta en el cine!

miércoles, 1 de octubre de 2008

El límite del bien y del mal


Para un periodista los límites de la información son más que imprecisos, hecho que a mi juicio obliga a pensar más en ellos. Por supuesto que la libertad de expresión debe mantenerse por encima de todo, pero hay imágenes e informaciones que no son justificables ni por este derecho fundamental ni por cualquier otro.
A menudo me encuentro con disyuntivas de este tipo en mi sección: sucesos. La información que manejo es muy delicada y siempre afecta a la vida íntima de las personas. He ahí la cuestión. Mi libertad acaba donde empieza la suya.
No creo que sea necesario publicar una foto de un accidente o atropello en la que la cara del fallecido o herido se vea en primer término. Una imagen debe aportar datos y para mí es mucho más informativa una foto en la que se vea el conjunto del accidente, el lugar, el despliegue sanitario y policial, los coches implicados antes que la cara del herido en primer plano. Lo único que aporta esa fotografía es dolor para la familia y los implicados, que ven cómo el herido está demacrado, sangriento y a punto de morir, si no lo está ya. He tenido esta discusión con mis jefes y otros compañeros en numerosas ocasiones y sigo sin entender sus argumentos.
Creo que para entender los míos sólo hace falta un poquito de empatía. ¿Acaso nos gustaría ver a nuestro familiar moribundo en la portada de un periódico?
Por no hablar de determinadas expresiones que son muy poco delicadas y que dañan la sensibilidad de cualquier ser humano. No es lo mismo que alguien "vuele por los aires" en un atropello que sea "desplazado a unos metros". Aquí entra en juego el morbo, y de eso hay mucho en esta profesión. Hay que hacer las informaciones correctas, con todos los datos posibles y fidedignas, pero no pasarse al lado de lo morboso, lo sangriento y lo oscuro. Por supuesto que la realidad es la que es y no debe ocultarse, pero ¿es necesario?
Hay datos en los que uno no debería entrar porque no aportan nada y dañan la sensibilidad de cualquier implicado. NO me refiero a callar cosas, me refiero a contar las necesarias. Una cosa es que yo, como periodista, tenga acceso a informaciones propias del cotilleo, pero España ya es un país lo suficientemente cañí como para que alimentemos esos corrillos de mercado o de portal.
La rutina periodística, más en un medio local, dificulta en ocasiones el pararse a pensar sobre lo que estamos haciendo. NOs convertimos en autómatas de la información y eso es un crasso error que puede traernos muchos quebraderos de cabeza. Con dos minutos y un poco de empatía se arreglarías muchos fiascos que luego tienen difícil la vuelta atrás.