miércoles, 11 de junio de 2008

Ellos sí tienen miembros

La polémica suscitada por la ministra de Igualdad sorprende, cuanto menos, por lo vulgar. El debate sobre el sexo de las palabras ha llevado a las televisiones a hacer reportajes cutres en los que se pregunta al carnicero de turno si a él le suena bien o no el término de Aído (o será Aída??). La RAE se ha puesto como una energúmena diciendo que el palabro es incorrecto y que no tiene cabida en el diccionario, pero parece que han olvidado que en cuestiones lingüísticas la política es como en el Congreso de los Diputados, cambiante. Recuerdo como el decir jueza, árbitra o modisto (por decir algo en el otro sentido), era algo impensable para mi madre que cuando apenas levantaba unos palmos del suelo me explicó que no podía calificar a mi amigo de "hortero", porque eso no existía (entonces aún creía que las sirenas existían y las pelotas de las torres de alta tensión eran balones de voleibol que se le habían encajado a los del pueblo).
No debiéramos dar tanta importancia a cuestiones tan intrascendentes, ni tampoco debemos llevar al extremo las políticas de igualdad. Todo es mucho más fácil y no hay que complicarlo. Sirva como ejemplo el vademecum de Efe y la Fondeu (una herramienta estupenda para nosotros los plumillas). En él se recogen los últimos cambios admitidos por la Academia que no son pocos. Léase así la admisión de décimoprimero y décimosegundo, cuando hasta hace poco era un error sustituir undécimo por décimoprimero. De este modo los términos se van acuñando según los usos que la sociedad les da. Estoy segura de que "de motu proprio" acabará siendo "de motu propio", "grosso modo" será "a grosso modo" y un sinfín de expresiones que vienen marcadas por el devenir de la vida diaria.
Mientras, yo seguiré cultivándome porque la alma máter (que no el alma máter) no ha sido suficiente y desde que yo pasé por allí el diccionario ya acepta los gag y las películas son filmes.

2 comentarios:

Gorka dijo...

Como "miembro" del club de simpatizantes de este blog, me permito opinar:

- tiene gracia que al final, y como viene siendo habitual con este Gobierno- siempre haya anécdotas que eclipsen el fondo de la realidad. Se habla de la miembra del Gobierno pero no de la política que piensa llevar a cabo su Ministerio. Se habla de la "mamá Ministra" y se discute durante horas, pero no se plantea nadie que narices hacen nuestras tropas en Afganistan (Guerra tan incivil e ilegal como la de Irak). Todo ello por poner un ejemplo.

- Respecto al lenguaje, me parece positivo que vaya adaptándose a la realidad puesto que no es un elemnto innocuo sino que llevaba y lleva consigo una profunda carga ideológica. Ahora bien, quizás porque soy más conservador de lo que me gustaría reconocer, quizás porque los cambios son vertiginosos, a mí lo de miembra me sigue sonando fatal.

Y finalmente, lo que sí que creo que no admite mutación es el latín. Si lo sabemos utilizar (que no es mi caso), lo utilizamos... pero para decir cosas "a groso modo", mejor hablar con un lenguaje sencillo o coloquial.

Un saludo,

Gorka

José Ángel Sanz dijo...

¿Adaptar el lenguaje a la realidad?

No sé, eso tiene graves riesgos. Si lo hubiéramos hecho, estaríamos hablando de la trenka, elepé o gachí. Yo no lo veo. Caso aparte es que se esté aprovechando la anécdota para zurrarle a la ministra como a una piñata

Va el abrazo